EL GRAN CIRCULO
- Escrito por: Socio, Benjamín C. de Aguirre.
Poema
¡Hungarines barbudos, cazadores de algodoniles marfilescos! Tejiendo y quebrando el cielo, oh, ¡Este cielo de roja espada y tonto sol! Los zorros bravíos se sientan en los espacios que no deja el triste tiempo. Los lazos caporales de la lejana divinidad, el lacerante de la pingüe especie de crecidos con rotos cuellos y manos, deserta y se entierra como juglar de los amargados en tierra ladrona. Los hungarines maestres, con sus manos en las rodillas y ojos besando a su propio ser, retuercen el viento prostituto a heraldos y reniegos. Los rosados querubines vuelan y nunca se rehacen: ¡Escupen entierros y ruedan sobre si, si, si mismos! Sobre sus ojos, y propios Paksipomoridios, se abalanzan los húngaros hungarines. ¡Sobre su propio tornado circular! Su marfil pesado cavado en deseo forma Forma Forma el dulce deleite que refresca cada himno de un remolino infinito. ¡Una rutina de caballo sentado sobre la boca de una cripta! La breve rutina que muere en el tambor de los prisioneros hastiados, alimenta cada boca y sigue cada grácil paso. Un dos y a comer Un, dos y a comer Un dos y a comer Uno, dos... ¡y a comer! Cada futuro se balancea como un concepto, un coro, un gavilán de repetición y noche, que recuerdan, con vesania: “Clack, clock, clack”. Un dos y a comer Un, dos, ¡y a comer! Barbones y cazadores elípticos del tesoro, siguiendo el rastro de una campanilla muy cansada para buscar o sangrando como para atardecer viviendo : “¿Hay elipses sino en las manzanas?” Bienaventurados los taciturnos elefantes, ¡Aun ladrando su cuack y construyendo pirámides que nunca mueren! “Nunca se está suficientemente muerto para destilar de la borrasca de espejo, oh, ¡Caminar en un ensueño de verde!” Un, dos y a comer Un, dos y a comer Comer, un, dos. “Clock Clack Clock ¡Clack!” ¡Hungarines barbudos, cazadores de algodoniles marfilescos! Tejiendo y quebrando el cielo, oh, ¡Este cielo de roja espada y tonto sol!