LA “MINA DEL BOLO”

Contenido publicado en diario El Pinteño, mes de abril 2022

Crónica

Hace alrededor de 30 años, un personaje se estableció en un lugar de Pichilluanco. Según él había descubierto una importante beta de excelente greda. Construyó una modesta vivienda, más bien una pequeña choza y comenzó a trabajar la greda. Lo primero que hizo fue una buena cantidad de “bolitos” que ofrecia a los niños del sector sur de Pinto. Continuó con otros objetos como ceniceros, pequehas figuritas de adornos y maceteros de distintas formas y tamaños, todos los que cocía en un horno que construyó para tal efecto.

Este emprendedor -cuyo nombre no tengo registrado-, se hizo famoso en la comuna, tanto que mucha gente llegó a ver el lugar, reconocido como “Mina del Bolo.

Tuve la ocasión de ir con niños del grupo de artesanía. Fuimos recibidos con gran amabilidad, demostrándonos el tratamiento del material antes de amasar la greda y dar forma a los objetos requeridos.

Cabe hacer presente que las terminaciones, en cuanto a pulidos, dureza y coloridos de sus objetos, estaban lejos de la calidad ofrecida por las artesanas de Quinchamalí y otros lugares de reconocido prestigio, lo que repercutia en el precio de venta de éstos.

Creo que esta razón fue la causa para que la popular “Mina del Bolo” pasara a ser sólo parte de la historia de nuestra comuna. Nuestro alfarero vivió en pobreza y humildad, acompañado por una hija, que en ese tiempo tenia tan sólo 12 años y desde Pichilluanco asistia a la escuela en Pinto. He querido escribir esta columna como una manera de reconocer a quien humildemente iniciara un emprendimiento tan poco común en nuestras tierras con nuestra tierra.

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