VIEJA ESTACIÓN DE TRENES
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- Escrito por: Socia, Margarita Rodríguez Palma.
Poema
Bajo añosos aleros Sembrados de ecos Se refugian los pájaros, Las arañas laboriosas Tejen su seda de cortejo Y los espíritus vagan Por los amplios corredores Sin poder hallar la gloria del ayer. Risas lejanas de niños Se oyen en el zaguán, Quizás de otrora estudiantes De paseo rumbo al litoral Y junto a los restos De la farola forjada Donde pernocta el búho, Resuenan los tacones de Mil penélopes, Esperando que llegue el tren. A lo lejos, el silbato Anuncia su paso raudo Por la estación desaliñada, Estremeciendo Hasta los carcomidos cimientos, De las viejas murallas Tapizadas de papeles, pegados Con engrudo. A su paso, los oxidados rieles Se tiñen de lumbre y ceniza, La brisa presurosa seca Los sudores de la hierba Y el aroma de los geranios Evoca otros tiempos indefinidos Y ausentes. Y allí, en los pilares Que descansan en su basa de piedra, Un reloj imaginario Cuelga su péndulo Esparciendo sus quejas al viento. Desde la torre Iluminada de trinos, Un alma vigila Mientras dolorosas resonancias Pululan entre los fierros retorcidos De la veterana locomotora Poblada de fantasmas, Añorando en un mundo de ruinas, Las magnas epopeyas, De esos días Febriles, mágicos y triunfales, Que ya no volverán