LAS CALLES DE NUESTRO PINTO
- Escrito por: Socio, Fernando Arriagada Cortés.
Crónica
Siempre los nombres de las avenidas y calles de una comunidad debieran recordarnos a aquellas personas que destacaron por su aporte a la sociedad: local, nacional o internacional, como ocurre con la mayoría de las nuestras que mencionan presidentes del período parlamentario y héroes de la Guerra del Pacífico. El efecto, al observar las que van de oriente a poniente en Pinto Centro, con la excepción de Benjamín Vicuña Mackenna. (Destacado político, historiador y hacendado del período parlamentario) todas las demás nos recuerdan los presidentes chilenos comprendidos entre 1891 a 1861, como es el caso de José Manuel Balmaceda, Domingo Santa María, (avenida principal que nos conecta con Las Termas y otras comunas) Aníbal Pinto, Federico Errázuriz y José Joaquín Pérez. En cambio, las que van de norte a sur, están destinadas a evocarnos héroes de la contienda del Pacífico, como Arturo Prat, Ignacio Serrano, Ernesto Riquelme, Juan de Dios Aldea, Carlos Condell, Luis Uribe, Juan José Latorre, Luis Orella y Patricio Lynch, con lo que podemos concluir que sus denominaciones fueron hechas en el gobierno de Balmaceda quien gobernó entre 1886 y 1891.
Con los años, nuestro Pinto creció con poblaciones que se fueron sumando como los pabellones aledaños al estadio, la Primero de Mayo, originada en una “toma” a comienzos de los años setenta, continuó con la Lucía Hiriart, para seguir con villa Manuel Rodríguez y finalizar con la población Padre Hurtado. Esta última tiene sus calles con nombres alusivos a sus gestores como el caso del diputado Carlos Abel Jarpa y los dirigentes locales Juan Carlos Jiménez y Segundo Sánchez. Con posterioridad, el alcalde Chávez, designó otras calles y callejones con nombres de pinteños, como Luisa Jarpa, Ángel Cifuentes, Juan Zúñiga, Jorge Vidal, Aquiles Blu y Guillermo Véjar. Estos tres últimos, concejales fallecidos hace algunos años.
Valorando lo anterior, siguen faltando justos homenajes a destacados hijos de nuestra comunidad que debieran ser honrados con nuevas calles como los siguientes, en su mayoría olvidados por la memoria colectiva como Juan de Dios Olea, un sencillo y laborioso herrero que se alistó como soldado durante la Guerra del Pacífico, combatiendo con gran valor en varias batallas hasta llegar a Lima. Parte de su familia todavía vive entre nosotros. Otra persona destacada es Elena Carrasco, “la Criollita”, destacada folclorista, animadora de fiestas y cuyos discos se escucharon mucho en los años 30, 40 y 50 del siglo pasado. Vale la pena integrar a esta lista a Juan Jaque Contreras, sacerdote jesuita y misionero en Bolivia, persona sencilla y amable que falleció víctima de hipotermia mientras esperaba el tren en una desolada estación del altiplano. Mención especial para Liberato Aedo, desconocido para todos, pero fue un eficiente Receptor Judicial en Pinto, profesor normalista y destacado Director de la Escuela Normal Abelardo Núñez de Santiago, quien vive entre los años 1880 y 1940 aproximadamente. Aunque tardíamente, bien merece el homenaje de su comuna el esforzado profesor y poeta Ociel Rubio Becerra, (1929 – 2001) destacado docente coihuecano en donde encontró trabajo, formó su familia y fue un importante formador de jóvenes scouts. Es autor de un poemario denominado “Poeta del Silencio”.
Bueno sería integrar estos nombres a otros que nada dicen como las calle central, pasaje 1, pasaje 2 y demás, cordillera, nevado, etc. Esos nombres demuestran desconocimiento de los nuestros. Afortunadamente, algunas han cambiado sus nombre y hoy tenemos calle O’Higgins.
En un nuevo aniversario de la fundación de nuestro pueblo, el cumpleaños Nº 156, entregamos este trabajo como un aporte a la memoria histórica que siempre debe estar presente.