¡Chile querido!

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Columna de opinión


Nací en Chile, mi patria es Chile, mi casa es Chile. Un país entero es por ende la casa, la tierra que cobija nuestros sueños, anhelos e ilusiones, es nuestro hogar. Siento que durante los dos últimos años se trató por diferentes medios destruir esta hermosa casa y sino destruir hacer que la pintura se envejeciera sin renovarla, no se cortó el pasto y se dejó crecer mala hierba en el jardín, no se limpiaron los vidrios, no se podaron los árboles y no se preparó la casa, no se horneo pan rico para ofrecer a esta nueva visita que recibiríamos llamada Nueva Constitución.

Antes de hacer una casa nueva y mejor, habrá que ver que partes se pueden reciclar, analizar si es posible usar el mismo terreno, analizar las posibles nuevas orientaciones y ver si necesitamos más o menos sol, ver si es factible hacer un pozo para obtener agua para la futura piscina. Siento que antes de tratar de construir un mundo nuevo y mejor, una sociedad mejor, más justa, antes que todo eso y teniendo como antesala el hecho que muchos querían cenizas antes que todo, antes de todo eso debió existir un periodo de transición que hiciera que bajaran los niveles de rabia, un periodo en donde nos encontrásemos, después de todo somos todos chilenos. Así no señores. Desde mi punto de vista Chile esta primero, mantengamos la casa, amémosla, hagámosla nuestra. Eso fue lo que Chile entero hiso este 4 de septiembre. Hemos dicho NO. La gente común y silvestre puso a Chile primero, primero que sus necesidades, primero que la salud, primero que el transporte, primero que sus pensiones, primero que sus dolores y padecimientos. Chile primeros señores, es simple y sencillo.

Hay una beligerancia inútil y vieja de la derecha con el comunismo y de la izquierda con Pinochet, ademas de las anheladas ansias de llegar al poder y trastocarlo todo, transformar todo lo bueno y funcional en un trasto viejo y decadente, lo que finalmente se traduce en un estado fallido. Creo que se perdió la visión de país y en ese proceso que partió de un mal llamado estallido social que se usó como catapulta por los medios y políticos para lanzar la idea de una nueva constitución, la cual por supuesto nadie pidió; esa fue la salida al problema y el resultado de esta ecuación de segundo grado que se formó en donde eran pocas las variables.

El pasado domingo 4 de septiembre el ciudadano común y silvestre, el ciudadano de a pie, ese que no pertenece a ningún extremo, ese que quizás no se identifica con ningún sector, pero que tiene algo tan simple como sentido común, ese ciudadano dijo NO, creo que si la mayoría usará solo el sentido común para tomar una decisión el resultado habría sido otro, el resultado sería otro.

Con una propuesta que desde sus orígenes lo único que aseguro fue perder tres de los pilares fundamentales para que un país se sostenga, tres cosas que aseguran que una nación no se extinga, tres cosas que garantizan que un estado no sea fallido; con esto me refiero en primer lugar a la integridad territorial, en segundo lugar a la integridad jurídica y por último y no menos importante a la integridad cultural. Pero lo de la propuesta y todo el circo que hicieron algunos de estos extremistas principalmente de un sector político en concreto no fue lo único. Hubo de todo; personajes votando desde la ducha que solo por el hecho de pasar de ser simples ciudadanos a constituyentes adquirieron super poderes y una superioridad moral e intelectual, otros fueron contratados para asistir a una fiesta de disfraces, otros simplemente emergieron desde la picantería, de intelectuales, de burgueses, de filósofos, de pensadores, gente experta en algún rubro relacionado con lo que significa la redacción de una nueva constitución hubo muy poco, gente con capital en el ambito de los principios, convicciones, ideales y cualidades, gente con capital cultural, moral e intelectual hubo muy poco. El gobierno quien era el encargado de gobernar también hubo poco. El jefe de campaña máximo, el excelentísimo señor presidente de la república don Gabriel Boric tampoco estuvo a la altura y a estas horas debe estar tomándole el peso a los intereses de ese crédito hipotecario que tomo con la banca y que venía con letra chica, y con esto no me refiero a la banca privada; definitivamente fue un muy mal negocio.

Un gobierno y un gabinete con objetivos claros, un plan económico altamente consensuado para enfrentar la crisis económica (el rey de la noche llegó a King’s Landing señores) que será profunda, promover el ahorro, la inversión, la repatriación de capitales. Todo esto sin por supuesto dejar de lado las reformas que desea hacer el gobierno. Se necesitaba un gabinete totalmente nuevo, pero todo esto no sucedió, el presidente no fue capaz de resistir la presión y en menos de 24 horas teníamos a los nuevos ministros jurando en medio de la confusión solo atribuible a un grupo de aficionados, esto queda demostrado por el nombramiento de Nicolás Cataldo, un profesor de historia como ministro del interior, el ministro que tiene el récord mundial guinness de haber durado solo 23 minutos en el cargo, finalmente el profesor de historia igual se instaló en otro lugar, después de todo las solicitudes del partido comunista no pueden ser ignoradas.  

Como chilenos debemos creer en el futuro, yo creo en el futuro, mi pensamiento está aquí en Chile, deseo seguir invirtiendo aquí, deseo seguir trabajando aquí, deseo quedarme aquí y sacarme la cresta aquí en el campo, deseo pagar mis impuestos aquí. No miro ni a Canadá, ni a Estados Unidos o ese país en donde están las oficinas de la multinacional que me ofrecerá sueldos de 10 dígitos como la gran mayoría de los jóvenes profesionales que anhelan vivir allí, no me interesa educarme gratis para después migrar y contribuir al avance de países y sociedades que ya avanzaron, me interesa quedarme aquí y para eso se necesitan de certezas y estabilidad, de eso nada tenía para ofrecer la fallida propuesta constitucional. Hay que reconocer que tenía bastantes artículos buenos y otros muy buenos, pero para llevarlos a cabo es necesario mantener estas certezas y garantizar estabilidad, sin esto no importa que tan buenos hayan sido simplemente no se sostienen.

Hoy se puede decir que Chile sí despertó, que alguien se atreva a decir que estamos fracturados, lo que sucedió el domingo 4 de septiembre no es una fractura señores, eso solo demuestra una cosa, el país entero quiere cambios, pero no a cambio de cualquier cosa y con cualquier costo. Hoy no me siento ganador, ni mucho menos vencedor. Pero si me siento optimista.

Gracias Chile querido.

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