JAVIER JARPA SOTOMAYOR, MEMORIA EN LOS LLEUQUES

Crónica

Pinteños de ayer y hoy

Tal vez su nombre sea recordado por muchos solo por la nominación que adquiere el camino que nos lleva a la cordillera pinteña, cuando se transforma en la avenida principal de Los Lleuques y otros, por el nombre que recibe la escuela de esa localidad. Pero es bueno empezar a indagar en quien fue este señor que, desconocido por muchos y recordado por algunas persona ya mayores, tuvo alguna importancia, que su nombre es señero en esa localidad de nuestra comuna.

Don Francisco Javier Jarpa Sotomayor, fue un destacado maestro y científico que nació en 1897 en Yungay. Niño observador, sencillo, admirador y amigo de la naturaleza, estudió Pedagogía en Biología y Química en la Universidad de Chile de Santiago, en donde destacó por su trabajo taxi dérmico, esto es, el arte de conservar animales embalsamados y muchos otros temas vinculados al mundo natural como zoología, botánica, mineralogía, etc. Con este importante bagaje de conocimientos llegó a trabajar a la Escuela Normal de Chillán, en donde destacó como un brillante y esforzado formador de centenares de futuros profesores primarios, a los cuales entregó lo mejor de sí, para hacer de ellos, transmisores de sus conocimientos y de su inapreciable afecto por el mundo vegetal, que él llegó a amar con verdadera pasión de hombre de ciencias. Así lo confirman múltiples testimonios de sus ya mayores ex alumnos y familiares.

A Los Lleuques llega don Javier motivado por el pleno contacto con la naturaleza, la que disfrutaba y compartía con sus amigos. Enamorado de la agreste localidad precordillerana, opta por adquirir un pequeño terreno y construir una cabaña de estudio y descanso para compartir con su esposa, familia y amigos de rutas científicas. Recordemos que Los Lleuques entre los años 50 al 90, fue un rincón preferido por muchas familias de la provincia, que observaron el lugar como el apropiado para sus descansos veraniegos o de fines de semana, observar los bellos parajes, realizar excursiones como visitar La Playita, el Salto del río Chillán o el sector de Las Turbinas.  Famosas fueron las semanas lleuquinas que convocaron a cientos de personas a compartir en una fiesta que desbordaba el ámbito comunal. En este contexto, el señor Jarpa Sotomayor, junto a otros veraneantes como el pintor Gumercindo Oyarzo, fueron importantes gestores vecinales de la localidad que tramitaron algunas obras como la escuela, terreno que donó junto a otros normalistas y de cuyo proyecto estuvo siempre preocupado, por lo que estimo un acierto de justicia, que ese establecimiento educacional sea honrado con su nombre.

Asiduo visitante de la cordillera, don Javier fue un estudioso de los minerales y vegetales, realizando catastros y expediciones en reiteradas oportunidades. Sus investigaciones le permitieron escribir algunos textos pedagógicos sobre el tema, como una Química Aplicada y otro de Elementos de Física, Botánica y Zoología para sus alumnos. Fundador de la Sociedad Científica de Ñuble, formó colecciones de minerales que su familia donó a la Universidad de Chile.

Ya jubilado y viudo, dedica sus últimos años a compartir con su hermana Mercedes y sigue visitando su cabaña lleuquina, hasta su deceso en 1970 en Chillán, a los 73 años de una vida entregada a la docencia y al trabajo científico, dejando un inapreciable legado de constancia, estudios, laboriosidad y amor a la naturaleza de la que siempre se sintió parte.

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